martes, 12 de mayo de 2015

Conejillos de India

 
La mitad de las 20 multinacionales con más beneficios del planeta experimentan con medicamentos entre los más pobres de la India.

Miles de campesinos, miembros de las castas más bajas, analfabetos, menores e incluso discapacitados, están siendo reclutados en hospitales de India y sometidos a pruebas clínicas encargadas por las mayores multinacionales farmacéuticas del mundo. El hospital Maharaja Yashwantrao, donde en los últimos siete años se han llevado a cabo ensayos en más de 3.000 pacientes, es uno entre las decenas de laboratorios donde los pacientes son utilizados como conejillos de indias.

Las multinacionales encuentran en India costes que reducen la inversión en un ensayo clínico a la mitad, regulaciones que rara vez se cumplen, 600.000 médicos mal pagados —y dispuestos a ganar un dinero extra— y un número interminable de potenciales pacientes que incluyen 40 millones de asmáticos, 34 millones de diabéticos y tres millones de enfermos de cáncer, la mayoría sin seguros médicos y dependientes del arcaico sistema público de salud.

Chandrakala Bai, perteneciente a la casta de los dalits o intocables, la más baja de India, ingresó con dolores de pecho en la primavera de 2009. Fue conducida a una "zona especial" con todas las comodidades e informada de que era su día de suerte. El hospital contaba con un nuevo fármaco extremadamente caro que podía ser suministrado a personas que vivían por debajo del umbral de la pobreza. Sólo tenía que poner una cruz en un papel. Un mes después de empezar a tomar la medicina experimental contra la arritmia cardiaca, desarrollada a base de tonapofylline por la multinacional estadounidense Biogen Idec, Chandrakala Bai murió de un ataque al corazón. Tenía 45 años y cuatro hijos.

El doctor Anand Rai trabajaba en el hospital Maharaja Yashwantrao cuando hace seis años empezó a advertir que algunos pacientes eran desviados a consultas alternativas, sometidos a tratamientos experimentales y desahuciados una vez habían dejado de ser útiles. "Cogen a los más desfavorecidos y en algunos casos les presentan formularios de consentimiento en inglés", dice Anand mostrando hojas que fueron firmadas con huellas dactilares por campesinos que no podían escribir su nombre. El oftalmólogo, de 36 años, denunció lo que estaba ocurriendo a las autoridades de Indore, convencido de que se tomarían medidas. Fue despedido.

Entre 2005 y 2012 se llevaron a cabo 475 ensayos clínicos en la India, con la participación de 57.303 personas, según el Ministerio de Sanidad. 2.644 murieron durante las pruebas y 11.972 padecieron secuelas graves , pero el Gobierno atribuye la mayoría de los fallecimientos a un agravamiento de las enfermedades que ya padecían.

 
 

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