sábado, 1 de junio de 2013

Documento del PCI (Maoísta) en apoyo a la Revolución Filipina [1ª parte de 5]






Traducido por SADE para ODC



¡VIVA LA REVOLUCIÓN FILIPINA EN MARCHA POR EL CAMINO DE LA VICTORIA CON LA TAREA INMEDIATA DE LOGRAR EL EQUILIBRIO ESTRATÉGICO!

¡EXTENDAMOS EL FÉRREO APOYO A LA

REVOLUCIÓN Y AL PUEBLO FILIPINOS!

¡OPONGÁMONOS Y CONDENEMOS EL OPLAN BAYANIHAN!

 

Semana de solidaridad con la Revolución filipina

(22-28 de abril de 2013)

 

[Oplan Bayanihan es el nombre de la guerra fascista desatada en Filipinas por el régimen títere de los americanos que encabeza Benigno Aquino en un intento de eliminar el avance de la revolución bajo la dirección del Partido Comunista de Filipinas. Las masas de Filipinas y el Nuevo Ejército del Pueblo hacen frente heroicamente a esta guerra injusta y bárbara. Con motivo de la semana de solidaridad con la Revolución filipina en la India, el Comité Central del Partido Comunista de la India (Maoísta) publica este folleto como breve introducción al movimiento revolucionario filipino. La información proporcionada en este folleto se ha extraído de documentos y revistas filipinos. En caso de dificultad para comprender términos inusuales o ciertos pasajes debido a la traducción, se ruega consultar las revistas y documentos filipinos originales. 26.12.2012]

 

Filipinas es un pequeño país del sudeste asiático que se extiende sobre una superficie de trescientos mil kilómetros cuadrados, con una población de 95 millones de habitantes. Se trata de un país semicolonial y semifeudal. El país está compuesto por un grupo de 7.100 islas divididas administrativamente en regiones, provincias, ciudades, municipios y barrios. El pueblo de Filipinas es diverso por la lengua, la geografía y la religión. El cristianismo y el Islam son las dos principales religiones practicadas. Los filipinos cristianos son la mayoría y, en muchos aspectos, la mayoría dominante. A los filipinos musulmanes se les llama “moros” o “musulmanes moro”. Además de éstos, existen otros grupos nacionales y minorías lingüísticas como los ilocanas, ibanags, kapampangans, tagalos, bicolanos, cebuanos, waray, hiligaynons, tausogs y maravaws. Los filipinos tienen un rico patrimonio cultural y cuentan con una gloriosa historia y una tradición heroica de sacrificio en la lucha constante contra el régimen colonial. Filipinas es un país rico en recursos, suficientes para una sociedad autosuficiente. Las masas trabajadoras constituyen una sólida base para que Filipinas se convierta en un país libre, soberano y democrático. Los obreros y campesinos del país constituyen el instrumento principal con que poner fin a la explotación y represión de los imperialistas y de sus clases dominantes compradoras, así como para alcanzar una verdadera democracia y el progreso social.

 

Filipinas quedó sometida a la explotación directa y a la represión del imperialismo de los Estados Unidos hace un siglo. Más tarde, se convirtió en un país semicolonial y semifeudal y se estancó. El pueblo filipino se vio obligado a depender principalmente de la agricultura. Para las amplias masas campesinas no hay tierra que trabajar. No se ha llevado a cabo ninguna auténtica reforma agraria.

 

La falta de infraestructuras y de condiciones para que las industrias produjeran metales básicos, productos químicos y otros bienes, impidió el desarrollo de un sistema económico capitalista. Tan sólo pudieron desarrollarse unas pocas industrias ligeras dedicadas a la producción de artículos de consumo y el sector minero, dependientes, además, del mercado imperialista. En esta situación, el país se vio obligado a comprar maquinaria, equipos y materias primas con las divisas obtenidas de la exportación de materias primas y mediante préstamos extranjeros. De este modo, siguió siendo un país exportador de materias primas al servicio de las industrias de los países imperialistas. Los imperialistas, la burguesía compradora apoyada por el imperialismo y la gran clase feudal impidieron el ascenso de una burguesía nacional. Todo ello condujo al estancamiento del desarrollo capitalista en el país.

 

Poco a poco, el capital de los Estados Unidos dominó la economía de Filipinas. El intercambio desigual con los Estados Unidos situó el déficit comercial del país en niveles elevados. Y para hacer frente a dicho déficit, dependía cada vez más de préstamos extranjeros. De este modo, los imperialistas obtuvieron superbeneficios gracias a las inversiones directas e indirectas en Filipinas y a la concesión de préstamos.

 

Debido a la aplicación de las políticas imperialistas, la inflación está en aumento en el país. So pretexto de la liquidación de la deuda externa, se han intensificado las “reformas financieras” que favorecen a la inversión extranjera. La consecuencia es que Filipinas ha caído entre las asfixiantes garras de hierro del imperialismo estadounidense, del FMI, del Banco Mundial y de las multinacionales. El agente de los Estados Unidos llamado Benigno Aquino, presidente de Filipinas, ha aplicado políticas neoliberales dictadas por los EEUU y abierto las puertas a todo tipo de bienes de consumo fabricados en el extranjero, especialmente los artículos de lujo. Como resultado, las exportaciones tradicionales deben hacer frente a pérdidas y las industrias locales sufren un estrangulamiento financiero. La dependencia del sistema económico del país de la exportación de materias primas y de productos semimanufacturados ha sumido al pueblo en la crisis. El gobierno de Aquino ha permitido la reutilización de las bases militares de los EEUU en Clark, Pampanga, Subic y Zambles para el despliegue de sus buques de guerra, submarinos y aviones espías en el Mar de China Meridional. Hace decenios, tras el derrocamiento del dictador Marcos, estas bases militares fueron cerradas debido a las protestas populares. Su reutilización ha hipotecado la soberanía y la integridad territorial del país. Las actividades de inteligencia de los Estados Unidos en Filipinas están en aumento. Con el reciente acuerdo entre la policía de Nueva York y la policía de Filipinas, la injerencia de los Estados Unidos se ha hecho aún mayor si cabe. Como todos los gobiernos anteriores en Filipinas, Benigno Aquino ha desatado una violencia desmedida contra las masas al servicio de los intereses de los imperialistas, en especial de los EEUU, lo cual está provocando una notable resistencia popular.

 

Día a día crece el desempleo en el país, que ya ha alcanzado la elevada tasa del 24%. Los salarios reales de los trabajadores no dejan de disminuir debido a los impuestos directos e indirectos. Los trabajadores, especialmente las mujeres, se ven obligados a emigrar al extranjero a gran escala y allí a trabajar por salarios de pura miseria. En el extranjero se encuentran con una explotación desmedida. Debido a las horribles condiciones de trabajo y a las atrocidades [a que se les somete], cada día llegan de vuelta a su país de origen al menos cinco cadáveres de trabajadores filipinos. Se ha producido un aumento de los ataques contra los derechos de los trabajadores así como recortes presupuestarios en los programas sociales al objeto de atraer la inversión extranjera. Cada vez son más las oportunidades de explotación en favor de las empresas monopolistas del imperialismo y de los capitalistas monopolistas locales gracias a los subsidios sobre impuestos, a la desregulación en materia contractual, de negocios y para las inversiones de capital de todo tipo, a las privatizaciones o a la desregulación del mercado de valores.

 

Con las “reformas” económicas iniciadas por el gobierno, la tierra agrícola fértil está terminando en manos de las grandes empresas extranjeras, de la gran burguesía burocrática compradora y de los grandes terratenientes. Se llevan a cabo campañas represivas militares y policiales con el fin de expulsar de la tierra a los campesinos pobres y a las minorías nacionales. So pretexto de promover el programa de venta voluntaria de tierras, los grandes terratenientes explotan la riqueza del país. La vida de los campesinos se ha hecho insoportable debido a los elevados precios de los arrendamientos en la agricultura, al aumento de los costos de producción y al alza en los precios de los productos esenciales.

 

Mientras, por un lado, el gobierno habla de autonomía de las minorías nacionales, por otro recorta su poder político, económico, militar así como en otros ámbitos. Sus derechos a la tierra y a la herencia de la propiedad son vulnerados por las grandes empresas extranjeras de manera indiscriminada.

 

El saqueo indiscriminado de los recursos naturales de Filipinas se sucede sin pausa, provocando daños irreversibles en el medio ambiente debido a la deforestación para la exportación de madera, a la pesca excesiva, a la minería a cielo abierto, etc.

 

Debido al deterioro de las condiciones de vida y de las condiciones de trabajo de todas las clases que forman las masas explotadas, las desigualdades sociales han aumentado al tiempo que han disminuido las oportunidades de empleo, lo cual ha provocado el descontento de las masas. El malestar social se extiende e intensifica. El gobierno de Aquino ha demostrado ser incapaz de poner coto a la creciente crisis económica y social.

 

Las contradicciones en el seno de las clases dominantes reaccionarias también se manifiestan bajo formas violentas. Las [distintas] facciones de la clase dominante mantienen grupos armados privados, grupos afectos en el ejército reaccionario, la policía y las fuerzas paramilitares.

 

En la medida en que el sistema semicolonial y semifeudal en Filipinas se ha engolfado en una crisis económica de largo alcance y se encamina hacia su derrumbe, hay una intensificación visible de las contradicciones fundamentales del país. La crisis capitalista mundial está teniendo efectos muy graves en las esferas económica, política y social de Filipinas. Todo ello se refleja en la tasa de crecimiento económico, que ha disminuido rápidamente desde 2010. La crisis está poniendo al descubierto la degeneración y corrupción económica, social, política, cultural y moral de las clases dominantes del país. El carácter títere de los gobernantes queda día a día en evidencia y, de la misma manera, la servidumbre obediente, de perro faldero, del gobierno de Benigno Aquino al imperialismo estadounidense.

 

El Partido Comunista de Filipinas (PCF) ha analizado el sistema socio-económico del país y formulado su línea política general a fin de destruir a los tres principales enemigos del Pueblo, a saber: el imperialismo, la gran clase feudal y la gran clase compradora. El PCF lleva a cabo una intensa lucha de clases para liberar al país  y completar con éxito la Revolución de Nueva Democracia por medio de la revolución agraria bajo la dirección del proletariado sobre la base de la alianza obrero-campesina.

 

Nacimiento y desarrollo del Partido Comunista de Filipinas

 

En el siglo XVIII, el pueblo filipino se levantó en cientos de rebeliones armadas contra la agresión española y su régimen colonial. Debido a la heroica resistencia de las masas, los españoles nunca pudieron apoderarse de la totalidad del país. De hecho, el pueblo consiguió mantener aisladas [de los españoles] las zonas interiores de Mindanao y las Cordilleras.

 

En 1896, la Revolución Democrática Nacional se inició bajo la dirección del Katipunan. Se suele decir que fue la primera lucha anticolonial exitosa en Asia. En 1899, la agresión de los EEUU arrancó al pueblo filipino su libertad nacional. Los obreros, campesinos y las masas trabajadoras lucharon heroicamente contra el poderoso aparato militar de los Estados Unidos. En la revolución de 1896, la dirección fraccionalista y traidora de Ilastrado [¿?], que representaba a las clases explotadoras locales, se rindió a los colonialistas de Estados Unidos, convirtiéndose en una marioneta de los imperialistas.

 


El Partido Comunista de Filipinas surgió de la lucha antifeudal del Hukbalahap ([compuesto mayoritariamente por el] campesinado filipino) a principios de 1930. En la historia de Filipinas se conoce este episodio como la famosa “Rebelión Huk”. El Partido Comunista creó organizaciones de obreros y campesinos y dirigió el movimiento. Unos meses después de la formación del Partido, los imperialistas estadounidenses y su gobierno títere prohibieron el Partido y las organizaciones obreras y campesinas. Los dirigentes populares fueron detenidos. Sin embargo, la resistencia popular no se arredró. La formación del Partido Socialista de Filipinas (PSF) en 1932 dio nuevos bríos al movimiento campesino. En 1939, el PCF y el PSF se fusionaron en un solo partido.

 

El PCF dirigió la guerra popular antijaponesa (Hukbong Bayan Laban sa mga Hapon o Hukbalahap [“El Ejército Nacional contra Japón”, en su traducción española]) contra la ocupación japonesa de Filipinas en la Segunda Guerra Mundial. Japón perdió la guerra y se retiró. El 4 de julio de 1946, al dictado de los imperialistas de EEUU, se estableció la República de Filipinas con una falsa independencia. En 1950, el ejército guerrillero Huk (campesino) inició la lucha armada bajo la dirección del Partido unificado. En agosto de 1950, las unidades guerrilleras del Huk atacaron once ciudades en la isla de Luzón y se apoderaron de un gran número de armas. Al tiempo que los comunistas tomaban el poder en Europa Oriental y China, las luchas revolucionarias se extendían por los países del sudeste asiático. Esta situación alarmó al imperialismo estadounidense que abogó ya abiertamente por eliminar el “fantasma del comunismo”. De este modo, prestó una enorme ayuda militar a su gobierno títere filipino con el fin de eliminar la rebelión comunista Huk. El primer presidente de la burguesía compradora puesto por los imperialistas de Estados Unidos, Rokjas, prohibió el ejército guerrillero campesino y las organizaciones de masas revolucionarias. El gobierno desató una oleada de ataques contra la guerrilla y el pueblo para reprimir la lucha redoblada del Huk, que contaba con un ejército guerrillero de 15 mil hombres. El triunfante Presidente Quirino nombró a Ramón Magsaysay ministro de defensa; éste (que más adelante se convertiría en presidente) se había hecho un nombre como comandante durante la guerra de guerrillas antijaponesa en la Segunda Guerra Mundial. Dio rienda suelta a los peores métodos fascistas en la represión de la rebelión Huk. Trató asimismo de debilitar la rebelión por medio de falsas reformas agrarias. Al dictado del Pentágono y la CIA, entrenó y desplegó al ejército de Filipinas con el único fin de reprimir la revolución campesina. Si, por un lado, la policía logró arrestar a los principales dirigentes del Huk, por otro, la dirección del Partido Comunista unificado que dirigía el movimiento, ejercida por [Jesús] Lava, adoptó una desviación derechista. Como resultado, la rebelión Huk sufrió un revés temporal hacia mayo de 1954. El Partido Comunista se había transformado en un partido derechista y el ejército guerrillero Huk se alejó también de sus objetivos.

 

El renacimiento del Partido

 

En la primera mitad de la década de los 60, una nueva oleada de Revoluciones de Nueva Democracia y de movimientos de Liberación Nacional surgió en muchos países semicoloniales y semifeudales. Diversos movimientos populares (obreros, estudiantiles, juveniles, intelectuales, de los negros americanos, pro libertades civiles, antibélicos) aparecieron igualmente en los países imperialistas y capitalistas de todo el mundo. En la segunda mitad de los 60, el Gran Debate emprendido por el Partido Comunista de China bajo la dirección del camarada Mao Tse Tung contra revisionistas modernos como Tito, Thorez, Togliatti, Krushchev, etc. en el seno del Movimiento Comunista Internacional y la Gran Revolución Cultural Proletaria (GPCR) en China se dejaron sentir en todo el mundo. Naturalmente, los comunistas auténticos de Filipinas también recibieron esas influencias. Las auténticas fuerzas comunistas revolucionarias rechazaron la desviación derechista de la dirección del PCF y emprendieron el camino correcto de la revolución.

 

En este contexto, la Revolución Nacional Democrática del país resurgió en los 60. Entre la población creció el descontento debido a la agudización de la crisis económica en Filipinas y a la explotación de los imperialistas estadounidenses, la gran burguesía compradora y la clase feudal. El trabajo de propaganda y los esfuerzos organizativos de los revolucionarios proletarios recién surgidos y de unos pocos veteranos del viejo partido unificado comenzaron gradualmente a dar resultados.

 

El movimiento popular en el país estuvo inspirado en la gloriosa lucha revolucionaria nacional-democrática de Vietnam contra la ocupación de Estados Unidos, en las luchas de liberación nacional en los países atrasados, en los movimientos de protesta por todo el mundo, incluyendo los Estados Unidos, contra la guerra de agresión en Vietnam, en el creciente radicalismo de estudiantes e intelectuales en los países occidentales y Japón y en otros movimientos semejantes.

 

Nació un movimiento patriótico entre los estudiantes e intelectuales de ciudades como Manila, Luzón, Visayas y Mindanao. Este movimiento planteó cuestiones como la igualdad de derechos, la retirada de las bases estadounidenses, la nacionalización del mercado minorista, el papel de Filipinas en la guerra de ocupación de Estados Unidos en Vietnam, etc.

 

A finales de la década de los 60, los trabajadores rechazaron la autoridad del falso sindicalismo y emprendieron huelgas militantes. El movimiento sindical revolucionario empezó a crecer. A su vez, los movimientos campesinos por el derecho a la tierra y contra las atrocidades de los latifundistas en las zonas rurales cobraron impulso. La lucha antifeudal bajo la dirección del renacido Partido Comunista se intensificó y desarrolló en la dirección de la revolución armada campesina. Las acciones armadas de las minorías lumad en las provincias de Agusan, Bukidnon, Surigao y Mindanao contra las confiscaciones de tierras y las atrocidades de los capitalistas nacionales y extranjeros y sus guardias armados fueron igualmente en aumento.

           

Consecuencia de todo ello fue la reorganización del PCF el 26 de diciembre de 1968. El mensaje de la Revolución Nacional Democrática alcanzó a las amplias masas campesinas. Algunos comandantes y combatientes revolucionarios del antiguo ejército guerrillero controlados por la camarilla gangsteril de Pedro Taruc-Sumulong recibieron la influencia de la propaganda revolucionaria en las ciudades. Entraron en contacto con las organizaciones juveniles revolucionarias y, de este modo, gradualmente establecieron relaciones con el Partido. El Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) se formó el 29 de marzo de 1969 con sesenta revolucionarios escindidos de las filas aún activas del antiguo ejército guerrillero campesino: contaban con 9 fusiles automáticos y 20 armas de fabricación local. Por entonces, más allá del apoyo de unas 80 mil personas en el distrito segundo de Tarlann, unos pocos activistas de entre los 50 mil miembros de las distintas organizaciones de masas, algunos cuadros del partido y la China Popular como Base Socialista Internacional, el nuevo Partido carecía de cualquier otra ayuda. La nueva dirección revolucionaria estudió las experiencias de la Revolución filipina a la luz de la historia y aplicó el Marxismo-Leninismo-Maoísmo a la sociedad filipina con sus avances positivos. Con el fin de destruir el obsoleto sistema semicolonial y semifeudal, el Partido formuló la línea general política y militar de la Guerra Popular Prolongada. También la estrategia y táctica adecuadas para aunar y organizar al proletariado, campesinado, estudiantes, juventud, intelectuales, mujeres, nacionalidades y minorías. Impulsó diversas organizaciones democráticas revolucionarias de masas para formar el Frente Democrático Nacional de Filipinas (FDNF). Poco a poco se crearon los órganos del Poder de Nueva Democracia (los Comités Populares), lo cual permitió sentar las bases para la lucha armada revolucionaria en el campo, el movimiento revolucionario clandestino y el movimiento de masas legal en las ciudades. Por otra parte, inició contactos y tareas con varias organizaciones y partidos maoístas en el plano internacional para [impulsar] la Revolución Socialista Mundial y cumplir las tareas del proletariado internacional. En este proceso, se creó la comisión preparatoria del Frente Democrático Nacional en 1971 bajo la dirección del PCF.

 

Al mismo tiempo, el pueblo de nacionalidad moro se organizó contra la opresión nacional, la explotación y por el derecho a la libre determinación. Empezaron a desarrollar acciones militantes e iniciaron la lucha armada.

 

Poco después, en 1969, se formó el Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) que, en 1970, realizó diversos ataques contra las fuerzas armadas del gobierno de Filipinas. El partido decidió formar comités partidarios a nivel regional y comandos del NEP en el mismo año de 1969, pero sólo pudo ponerlos en marcha en el periodo 1970-1972. De este modo, se formaron comandos regionales en el norte de Luzón, Luzón Central, Manila-Luzón, sur de Luzón, Visayas Occidental, Mindanao y otras áreas.

 


Puede decirse que el periodo entre 1972 y 1974 fue el momento en que el NEP se extendió por todo el país. En 1973 se creó también la comisión preparatoria del Partido, el NEP y el Frente Democrático Nacional (FDN). El periodo entre 1969 y 1979 fue la década en que se inició la revolución armada por todo el país. Finalmente, fue el momento en que se formaron los frentes guerrilleros, las zonas guerrilleras y las bases guerrilleras en ciertas áreas estratégicas del país. Hasta 1979 el NEP actuó fundamentalmente bajo la forma de escuadrones de propaganda armada y escuadrones guerrilleros. De todos modos, también disponía de algunos pelotones para llevar a cabo ataques contra el enemigo, pelotones que servían, igualmente, como centro de movilización de fuerzas siempre que fuera necesario. En 1979, comenzaron a funcionar gradualmente pelotones y unidades del tamaño de una compañía. Se crearon las “unidades gorrión” en las zonas llanas. Unidades partisanas armadas y pequeños escuadrones guerrilleros trabajaban secretamente en las áreas bajo control del enemigo. Es decir, las actividades armadas se extensión a las zonas llanas.

                       

En el periodo comprendido entre enero y marzo de 1970, hubo una intensificación de las actividades de protesta de la juventud militante y de las organizaciones estudiantiles en Manila, la capital. Se conoce a estos hechos como “la Tormenta del Primer Trimestre”. Entre 50 mil y cien mil personas participaron en cada una de las protestas que se extendieron a las grandes ciudades y villas del país. Estas movilizaciones se convirtieron en un poderoso movimiento político y cultural con conciencia nacional que puso al descubierto los problemas básicos del pueblo provocados por el imperialismo de los EEUU, el feudalismo y el capitalismo comprador. Este levantamiento de las masas propagó la tarea de la Revolución Nacional Democrática en una escala sin precedentes. Se fortaleció la lucha revolucionaria y alentó a la militancia al pueblo de Filipinas.

           

Para tratar de golpear al Partido y al NEP, la dictadura de Marcos desencadenó una campaña represiva con el nombre “cortar de raíz” entre 1968 y principios de los años 70. Entre principios de los años setenta y 1986 se desató la campaña “Oplan Mamamayan” en el curso de la cual, con el fin de suprimir todo tipo de derechos democráticos, se perpetraron contra el pueblo masacres, asesinatos, ataques armados a gran escala, desplazamientos forzosos, bombardeos, quema de aldeas, intimidaciones, saqueos, detenciones y torturas.

 

Como la crisis del sistema semicolonial y semifeudal se intensificaba y las masas abogaban por un cambio revolucionario, Marcos decretó la Ley Marcial (el gobierno militar) lo que puso al descubierto de manera flagrante su dictadura fascista. Se pisotearon los derechos democráticos a un nivel sin precedentes. No sólo las fuerzas patrióticas y progresistas fueron duramente reprimidas: también lo fueron aquellas facciones de las clases dominantes que osaron criticar a la facción gobernante. Unas ciento cincuenta mil personas fueron masacradas y más de 6 millones fueron desplazadas. Las detenciones y la tortura se convirtieron en un fenómeno diario.

 

En cualquier caso, incluso antes de que se declarase la Ley Marcial la guerra popular se iba extendiendo a medida que las condiciones revolucionarias maduraban. La explotación y la represión fascista alcanzaron un nivel intolerable y así, bajo la dirección del PCF, las masas explotadas rechazaron con valentía la dictadura de Marcos. La resistencia armada del pueblo se intensificó y amplió paulatinamente. Con objeto de construir una base estable para la unidad de todas las fuerzas populares que habían quedado en la clandestinidad como resultado de la Ley Marcial, la comisión preparatoria del FDN publicó un programa de diez puntos el 24 de abril de 1973. Más tarde, esta fecha fue declarada como día de la creación del FDN.

 

Como el ejército popular y el frente unido se levantaban sobre una base sólida, la lucha armada revolucionaria campesina se extendió como un reguero de pólvora en el campo. Los revolucionarios se concentraron inicialmente en las áreas estratégicas de las islas y, más tarde, en las áreas de importancia secundaria. De las áreas selváticas la lucha armada se extendió a las zonas llanas, a las ciudades y a la costa. El movimiento avanzó gracias a las luchas antifeudales en exigencia de la reducción de los arrendamientos de la tierra y de los intereses sobre préstamos, por el aumento de los salarios de los campesinos y a favor de precios remunerativos para las cosechas. Los movimientos de los trabajadores, estudiantes, mujeres, intelectuales y pobres de las ciudades se intensificaron. Los movimientos legales y clandestinos se desarrollaron rápidamente y de forma coordinada.


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